Friday, January 31, 2014

TODOS FOGATA


[en Segundas Oportunidades, blog-columna en el periódico español El país]


'Entre las cenizas'. Todos fogata

Por:EL PAÍS31/01/2014
Ciudad-juarez(efe)
Familiares de una niña muerta en Ciudad Juárez (México) en 2005. / EFE
por CRISTINA RIVERA-GARZA
En la presentación del libro de crónicas Entre las cenizas. Historias de vida en tiempos de muerte, dije algo que había dicho muy pocas veces antes y que ahora, más de un año después, sigo creyendo: no sé si los libros salvan vidas, pero si un libro pudiera hacerlo, sería éste. El libro en cuestión, el cual conocí desde su temprana versión en manuscrito porque sus editoras, las periodistas Marcela Turati y Daniela Rea, me invitaron a escribir el prólogo, es un libro necesario. Un libro urgente. Compuesto por diez crónicas que muestran las múltiples estrategias que han utilizado una gran diversidad de hombres y mujeres de México para enfrentar la maligna violencia que cunde en el país, Entre las cenizas va mucho más allá del lamento o de la victimización artera o de la empatía fácil.
Lejos del estereotipo que a menudo adjudica la violencia de la guerra calderonista a linajes ancestrales o a la pasividad de la sociedad civil, estos periodistas vuelven visible lo que le resulta obvio al que anda a pie: es gracias a una gran capacidad de organización desde abajo que los mexicanos han podido sobrevivir con dignidad ante los embates de esa guerra que pocos en las altas esferas del país admiten como cierta. Entre las cenizas registra la constante actualización de formas de resistencia comunitaria que distingue a la historia de México desde el pasado más remoto hasta nuestros días.
Ahí están las mujeres que, volviendo sociales las habilidades culinarias que reinan en el ámbito doméstico, se dan a la tarea de alimentar a los migrantes centroamericanos que viajan en los lomos deLa Bestia, el tren que muchas veces los lleva a ningún lado o a la muerte. Los padres y madres de hijos adolescentes en Ciudad Juárez también habitan estas páginas: ahí están, haciendo esfuerzos descomunales para cuestionar la naturalidad o fatalidad de la ruta de la violencia a través de la formación de clubes deportivos. Los que no pudieron encontrar alivio a las dolencias psicológicas o del espíritu en las instituciones de salud, han recurrido a una terapia popular, las flores de Bach, para hacerse del espacio de expresión y cuidado necesario para vivir el día a día de la violencia: ellos también están aquí. Hay más, por supuesto. Los ejemplos son muchos y cubren un gran territorio del país.
En un contexto en el que la poesía documental —un modo poético que, al poner en cuestión el yo lírico, asume como propios los decires y sentires comunitarios— ha brillado por su ausencia, no es de extrañarse que sean los periodistas, especialmente los encargados de ese género híbrido que es la crónica (lo más parecido que tenemos a la no ficción), los que nos recuerdan la fogata mítica y práctica alrededor de la cual seguimos intercambiando historias, registros, recuerdos. Son ellos los que, re-leyendo y re-escribiendo los textos de muchos otros, los lenguajes de muchos otros, han logrado extraer el fósil vivo del empeño y la confianza, las tradiciones y el ingenio, el sentido de comunidad y la fe que, entre otros tantos elementos, han salvaguardado nuestra existencia.
Valientes y brillantes, Turati y Rea se han dado a la tarea, en conjunto con SurPlus, la editorial independiente ubicada en Oaxaca, de compartir Entre las cenizas con todo mundo: http://entrelascenizas.periodistasdeapie.org.mx/?page_id=98
Aquí es posible bajar el libro gratis, en versiones tanto en español como en inglés. También se pueden consultar imágenes fotográficas y videos. Las editoras están en TW: @marcelaturati; @danielarea
* Cristina Rivera Garza, su último libro es El mal de la taiga
@criveragarza (en twitter)
Cristina River-Garza (en facebook)

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Saturday, January 25, 2014

À NE PAS MANQUER

Un voyage sublime et inoubliableLorsque Joaquin rencontre Matilda dans l'asile La Castenada de Mexico, il est d'emblée subjugué et aimanté par cette femme. Nous sommes en 1920 et cette femme, Matilda, il l'a rencontré dix auparavant dans un contexte différent. Fasciné par son modèle, le photographe va partir à la recherche de son passé afin de comprendre ce qui la conduit à l'asile, mais surtout pourquoi elle le fascine tant afin de recomposer l'identité dispersée et perdue de la belle aliénée. Comme Matilda, Joaquin est un être blessé par la vie et à l'écart du tumulte du monde : cette rencontre va faire resurgir en lui des bribes de son propre passé. Et si cette quête insensée était aussi, pour lui, à travers cette femme, lui, le morphinomane, une manière de se sauver? Personne ne me verra pleurer est une oeuvre exceptionnelle, comme on aimerait en lire plus souvent, et lorsque l'on tourne la dernière page, on comprend pourquoi Carlos Fuentes, l'un des plus grands écrivains mexicains, fut fasciné et admiratif du talent et de l'audace de Cristina Rivera Garza dans son roman. Avec ce magnifique portrait de femme, elle nous permet de lire et de vivre intensément plus de vingt années de l'histoire d'un pays tourmenté et en pleine mutation à travers des personnages marquants et passionnants. Personne ne me verra pleurer est un voyage sublime et inoubliable dans les contrées colorées et bigarrées du Mexique jusque dans les confins de la folie!
Ici: Personne ne me verra pleurer
--crg

Friday, January 24, 2014

HÚMEDOS COMO TUBÉRCULOS

[en Segundas Oportunidades, blog-columna de El País]


Cantar-del-marrakechEn una de las primeras declaraciones públicas que hizo José Manuel Mireles Valverde, el médico de Tecaltapetec y líder moral de las autodefensas que se levantaron en armas en el suroeste de México, en un área conocida como Tierra Caliente, citó el alarmante número de estupros y violaciones de niñas de entre 11 y 14 años como una de las gotas que derramaron el candente vaso de agua del estado de Michoacán. En efecto, la violencia que domina la región se inscribía, a través del abuso sexual perpetrado por los integrantes del cártel de los Caballeros Templarios, en el cuerpo de las más pequeñas. La ausencia del Estado de derecho, aparente en otras áreas de la vida social y económica de la región, se dejaba ver con punzante claridad en esos cuerpos, sellando así la relación orgánica y tensa que va de la sexualidad al Estado, y viceversa.
Es de llamar la atención que existan tan pocos libros carnales en un país donde la relación entre la sexualidad y la violencia ha producido realidades dantescas de Ciudad Juárez, en la frontera norte, a la ruta deLa Bestia, el tren que lleva a inmigrantes centroamericanos desde la frontera sur. Abundan, claro está, los edulcorados acercamientos a una sexualidad manida, fundamentalmente heterosexual, en los que el objetivo principal parece ser el arribar al paraíso del orgasmo al mismo tiempo. Tal vez por eso regresan hoy a mi cabeza los largos versos de Juan Carlos Bautista en ese libro parteaguas de la poesía mexicana de fines de siglo XX que ha sido El Cantar del Marrakech.
Publicado en 1996 por Tierra Adentro, una entonces poco glamorosa editorial del Estado a cargo de dar a conocer a jóvenes escritores de la provincia mexicana (Bautista nació en Chiapas, el estado donde irrumpió el zapatismo hace ya unos 20 años), El cantar se ha ido haciendo de un asiduo y entusiasta y fiel grupo de lectores a lo largo del tiempo.
Combinando por igual el decir urbano y la referencia que nos lleva de regreso hasta San Juan de la Cruz, Bautista nos convida a merodear por el corazón oscuro de la Ciudad de México (Tras cortinas de nervios y mareos,/ catedral hundida en su sueño/ entre onirias agazapadas/ estaba el Marrakech//). Más allá de los confines de la clase media,  El cantar invoca los cuerpos deseosos y deseantes, los cuerpos disímiles y tristes y eufóricos de una geografía tan tensa como caliente, tan hospitalaria como desigual. Ahí se deslizan las locas con sus “risas de lentejuelas”, las vestidas “de antropófaga alegría”,  y los chichifos, que “vendían su costado salobre/… húmedos como tubérculos/ que nacen gritando de la tierra/ su morena brutalidad//”. Entre mingitorios convertidos en verdaderos “abrevaderos de caballos” y bajo “el sol bajuno de las lámparas”, es posible masticar el deseo y seguir su huella mientras gira con “el hábito furioso del insecto”. De naturaleza híbrida (años después llegaría a saber que, en su origen, El cantar es la re-escritura de una novela fallida), el Marrakech se erige como un punto de confluencia donde lo abyecto abre paso por igual a lo milagroso o a lo triste.
“¿Por qué tuve que caer?”, se pregunta Bautista mientras le presta la enunciación a un yo en devenir, justo en el proceso de cambiar de piel. “¿Por qué con esa felicidad?”, añade, diríase que con uno de esos guiños acedos y punzantes, en todo caso cómplices, de los personajes que toman cerveza y atienden con pesar y con sabiduría la señal de “ese puerco que sabe ruborizarse”: el amor.
Secciones enteras de El cantar del Marrakech pueden encontrarse en línea. La editorial Verdehalago hizo una segunda edición en 2005 con secciones enteras del original. Como en el extraño caso de la realidad que supera a la ficción, Juan Carlos Bautista es el dueño ahora del Marrakech —un legendario antro de baile y placer que se encuentra precisamente en el centro de la ciudad de México. Está en TW como @Marrakechsalon.

Aquí: Húmedos como tubérculos. Segundas Oportunidades. Papeles Perdidos. El País. 

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Monday, January 20, 2014

acaso: Nadie me verá llorar, de Cristina Rivera Garza

acaso: Nadie me verá llorar, de Cristina Rivera Garza: Nadie me verá llorar (1999) Cristina Rivera Garza (1964) Tusquets, 2003, 254 p. “¿Cómo se convierte uno en un fotógrafo de locos?” , y aú...



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A NETWORK OF HOLES

Translated into English by Los Angeles-based poet, Jen Hofer, my Network of holes in World Literature Today, January 2012, pág. 33-34.

--crg

Friday, January 17, 2014

EXCAVAR EL PRESENTE

[en Segundas Oportunidades, blog-columna en el periódico español El País]

¿Hay vida más allá de la mesa de novedades? A pesar de lo que quisieran hacernos creer los grandes consorcios del comercio de libros—aquellos con el suficiente capital para colocar sus productos a las entradas de las librerías o en las páginas centrales del mundo en línea—la vida, nuestra vida como lectores quiero decir, empieza allá. Más allá. Cuando la explosión del presente queda atrás y los 15 minutos de celebridad se olvidan, lo que permanece, si es que ha de permanecer, son los libros. Lo que se queda, si es que se ha de quedar, es nuestra relación con esos libros. Hay que buscarlos, es cierto. A veces hay que hurgar bajo las capas de la propaganda o de la simple acumulación. Otras tantas, hay que recurrir a los márgenes del así llamado buen gusto. A menudo es necesario merodear por las discretas esquinas a donde sólo llega el rumor o la recomendación en voz baja. Otras veces basta con dejarse encontrar.
Atlas-novela-europeaHace no mucho, el investigador italiano Franco Moretti tomó al mundo literario por sorpresa al analizar la historia de la novela europea con métodos que privilegiaban el análisis cuantitativo más que el cualitativo. En lugar de apostar por el estudio de la excepción, es decir, la así llamada obra maestra a partir de la cual con frecuencia se justifica la formación del canon, Moretti puso atención a largos periodos de producción normal, interrumpidos a veces por revoluciones de corta duración. Así, tanto Moretti como sus seguidores después han ido identificando patrones de producción de fondo y forma que en mucho ayudan a aclarar el devenir material de los libros que leemos y, cada vez con mayor frecuencia, de los que no llegamos a leer. Me gustaría pensar que los instrumentos que utiliza Moretti para sus análisis de larga duración podrían ser también de gran utilidad en ese territorio que inicia donde termina el rectángulo de la mesa de novedades. El presente rara vez es corto.
Estas Segundas Oportunidades del 2014, las que estaré escribiendo a lo largo de seis meses aquí, en este espacio, serán mis reportes de esa excavación en el presente. Más que un rescate—la palabreja tiene un tono de heroicidad que espanta—un merodeo con los ojos abiertos. Más que un traer desde el pasado, una actualización del aquí. No me guía el afán de señalar la obra maestra ni reactivar cultos de ningún tipo, sino más bien identificar entre las capas geológicas del comercio esas otras producciones cotidianas, regulares, constantes, que marcan nuestro presente como lectores.
Tengo la impresión de que habrá un poco de todo: la novela que pocos leyeron en su momento pero que sigue viva; el libro de poemas que pasa de mano en mano en un préstamo que se antoja eterno; la traducción que pone en relieve un diálogo intercultural del que sus propios participantes parecían ajenos; el libro de ensayos que, a pesar de su edad, ya sea mucha o poca, sigue modificando modos de aproximación a una plétora de textos. Acentúo las palabras “seguir”, “continuar”, “mantener”, o “durar”, porque más que de interrupciones se trata de continuidades: un amplio campo de flotación en el que movimiento no es necesariamente ni rectilíneo ni ascendente, y a veces ni siquiera trascendente, sino polimorfo y, con frecuencia, impredecible. Flotar, ya lo decía Gabriel Orozco,  es un movimiento en diversas direcciones indecisas. Leer también.


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