Saturday, August 15, 2015

Desde DOLERSE. TEXTOS DESDE UN PAÍS HERIDO Y CON/DOLOERSE


Como una posible respuesta, o un conjunto de posibles respuestas, a la violencia global que en México tomó la forma del horror como método de control social por los narcotraficantes y el Estado, Cristina Rivera Garza publicó en 2011, en la editorial Sur+, el libro de ensayos Dolerse: Textos desde un país herido. Cuatro años después, ante la permanencia de la violencia social y la confirmación de la violencia económica mediante las últimas reformas neoliberales iniciadas más de veinte años atrás, el libro se ha reeditado con más ensayos y un libro complementario, titulado puntualmente Con/Dolerse, en el que quince escritores y escritoras fuimos invitados a pensar alrededor del primer volumen. En mi ensayo incluido en ese volumen, Dolerse me sirvió como fundamento para pensar el cuerpo como un espacio común y doliente; años después, en una segunda vuelta, el libro me lleva a pensar otro aspecto: la escritura como potencia.

El abandono del Estado deja a los ciudadanos en la intemperie, los deja descubiertos al tiempo, es decir, a la violencia contemporánea del sistema económico conocido como neoliberalismo y que no es otras cosa que el capitalismo en su raíz: la administración de la vida (y de la muerte) mediante la ampliación del margen de ganancia a costa de vidas que se asumen como prescindibles. Se trata del intercambio entre la vida y su monetarización: ¿cuánto vale una vida, cuánto vale la preservación de la vida?

Casi al inicio de Dolerse, Rivera Garza explica la temporalidad histórica a la que responde la escritura de su libro: «En su indiferencia y descuido, en su noción instrumental de lo político e incluso de lo público, el Estado sin entrañas produjo así el cuerpo desentrañado: esos pedazos de torsos, esas piernas y esos pies, ese interior que se vuelve exterior, colgando».

Este es nuestro tiempo: el de la extracción de las vidas y la acumulación de las ganancias que se basa en la acumulación de los cuerpos y los cadáveres. Este es nuestro tiempo: esta, nuestra intemperie.

En otro de los ensayos que integran el libro, Rivera Garza dice: «como doliente y como escritora y como ciudadana, me pregunto qué podría la escritura si pudiera algo ante tanta y tan cotidiana masacre. Si la pregunta fuera cómo incidir sin pretender arrebatar la voz, cómo expresar sin caer en la reificación del dolor».

Como posible respuesta, en ese ensayo, ofrece las enseñanzas de la poesía documental y el valor del testimonio movilizado por la re-escritura. A lo largo del libro ofrece otras respuestas: la comunalidad, la corporalidad doliente (que a su modo conversa y anticipa la vulnerabilidad organizada que Judith Butler ha propuesto recientemente), la memoria a través del cuerpo, la conversación. Pienso en otra posibilidad, presente en los ensayos pero, creo, no declarada del todo: ¿qué puede hacer la escritura? Atemperar.

Atemperar es pensar con tranquilidad, sopesar. En su origen etimológico, atemperar está formado del sufijo ad- y el sustantivo tempus (hacia el tiempo); sopesar como quien lleva la reflexión a su estado temporal, podríamos pensar: hacia la calma. Sin embargo, atemperar comparte genealogía léxica con temporal, no en el sentido de perteneciente al tiempo, sino perteneciente a las sienes, al pensamiento. Atemperar, entonces, es instituir doblemente en el pensamiento y en el tiempo. Ante el estado de emergencia en que vivimos, puede parecer cínico recurrir al tiempo para pedir espacio al pensamiento, pero no me refiero solamente al tiempo como una extensión de nuestra vida, sino a su contrario: la situación de la catástrofe. Atemperar sería entonces guardar de la intemperie (lo que está expuesto al tiempo), pero sin extraerlo de ella; escribir como quien se guarece, sostiene Rivera Garza; escribir para entrar, guarecido, al tiempo.

El ensayo completo de Roberto Cruz Arzabal, Escribir es atemperar aquí. 

--crg

Thursday, August 13, 2015

THE LAST SIGN

Traducido al inglés por Francisca González Arias, El último signo / The Last Sign, publicado primero en La frontera más distante (Tusquets, 2009), ahora en Mexico City Lit.

Pueden leer la traducción al inglés aquí: The Last Sign

--crg

Wednesday, August 12, 2015

AUBURN UNIVERSITY BREEDEN SCHOLAR


Breeden Eminent Scholar

Breeden Eminent Scholar
The Daniel F. Breeden Eminent Scholar Chair was established in 1989 to provide support for both the academic and the outreach missions of the College of Liberal Arts. The chair is supported by an endowment from Dr. Daniel F. Breeden. Persons named to the Breeden Eminent Chair must be nationally recognized in their field with outstanding credentials in arts or humanities. They must also demonstrate potential and willingness to engage in outreach activities in the community. The Breeden Chair must also contribute a unique quality, characteristic or function to the teaching and learning objectives of the College of Liberal Arts.

2015-2016 Breeden Scholar 

Cristina Rivera-Garza


Cristina Rivera-Garza is the award-winning author of six novels, three collections of short stories, five collections of poetry and three non-fiction books. Originally written in Spanish, these works have been translated into multiple languages, including English, French, Italian, Portuguese, and Korean. The recipient of the Roger Caillois Award for Latin American Literature (Paris, 2013); as well as the Anna Seghers (Berlin, 2005), she is the only author who has won the International Sor Juana Inés de la Cruz Prize twice, in 2001 for her novel Nadie me verá llorar  (translated into English by Andrew Hurley as No One Will See Me Cry ) and again in 2009 for her novel La muerte me da. She has translated, from English into Spanish, Notes on Conceptualisms by Vanessa Place and Robet Fitterman; and, from Spanish into English, "Nine Mexican Poets edited by Cristina Rivera Garza," in New American Writing 31. She is currently full professor in Creative Writing at the University of California, San Diego.

Nota completa aquí.

--crg

Wednesday, August 05, 2015

EL BUEN SALVAJE


Una entrevista para el Buen Salvaje con Carolyn Wolfenzon:

Los libros que he venido escribiendo en los últimos años han crecido en esas regiones. Dentro de una poética citacionista (siempre trabajando de cerca con el lenguaje de otros), desapropiando más que apropiando ese bien común que es la materia prima con la que trabajamos: el lenguaje de otros. Hace un par de años, la editorial independiente Surplus, publicó Dolerse. Textos desde un país herido (de la cual aparecerá una segunda edición remix bien pronto) donde, siguiendo un principio de yuxtaposición, abigarré poesía documental y crónica, ensayo histórico y hasta ficción. No podía acercarme a la violencia de horrorismo mexicano de otra manera. El valor de la ficción (y en esto estoy de acuerdo con Knausgård) en un mundo que se ha vuelto pura ficción es nulo. Creo que a eso se debe el creciente interés de lectores y escritores por las poéticas del yo, como queda claro en la popularidad de relatos autobiográficos que ahora llamamos de autoficción. A mí me interesa ese yo, en efecto, pero no aisladamente. Me interesa el yo plural, el yo en conexión íntima y difícil con otros. El yo relacional. Dolerse es mi manera de entender esa transición. Es, también, la manera en que me posiciono al respecto, como escritora y como ciudadana.

Ver entrevista completa aquí.

--crg